jueves, 29 de noviembre de 2012

Consumismo y cambio climático


Nuestro consumo también afecta al clima

La importancia que tiene el cambio climático como problema ambiental global es un hecho que la mayor parte de los ciudadanos ya reconoce. Y también se reconoce la necesidad de una acción urgente para mitigar sus efectos. Un reciente informe europeo sobre la actitud de los ciudadanos europeos ante la eficiencia energética y el cambio climático muestra que un 80% de los europeos se manifiesta muy preocupado por el cambio climático, llegando este porcentaje hasta un 94% en España). Pero por otro lado, y a pesar de las políticas de consumo sostenible que se están desarrollando desde la Cumbre de Río del 92, el impacto ambiental y climático que tiene el sector doméstico en Europa sigue creciendo.
Según la Agencia Europea del Medio Ambiente (EEA), el consumo doméstico de los ciudadanos
europeos representa una de las mayores presiones ambientales no sólo en Europa sino también fuera de sus fronteras y además el impacto está creciendo al menos desde 1990. Esta creciente presión se explica no sólo por el crecimiento económico, sino por factores sociales y demográficos. Por citar el más relevante,la ocupación media de las viviendas en Europa está disminuyendo, lo que significa cada vez más viviendas y electrodomésticos para el mismo número de personas. Por otra parte, aunque la eficiencia energética de los electrodomésticos cada vez es mayor, el consumo energético de las viviendas no disminuye. La razón es que ha aumentado mucho el número de electrodomésticos y aparatos que usamos habitualmente, y además su vida media es muy corta debido a los rápidos cambios de moda y tecnológicos.
Pero los consumidores tenemos un doble papel en la mitigación del cambio climático
Según trabajos de la propia Agencia Europea del Medio Ambiente o de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), las políticas más efectivas para reducir el impacto ambiental del sector doméstico consisten en una combinación de medidas legales, de mercado, informativas y educativas.
Y en este marco, el papel del ciudadano como consumidor es fundamental por varias razones.
En primer lugar porque, a la hora de comprar un producto o servicio, tiene en su mano la capacidad de escoger, de entre todas las alternativas, aquella opción más respetuosa con el clima. Si además tenemos en cuenta que muchos productos generan un mayor impacto durante su uso que durante la fabricación se revela que los hábitos de uso de los consumidores son también clave en la prevención del cambio climático.
Pero sobre todo, los consumidores representan una palanca clave para modificar la actuación de las empresas. Frente a medidas legislativas y a la presión de las organizaciones sociales, la demanda de los consumidores se ha mostrado como uno de los mecanismos más rápidos para hacer cambiar a las
empresas y al diseño de sus productos y servicios. Efectivamente, si el consumidor discrimina a la hora de hacer sus compras, favoreciendo a las empresas que más responsabilidad muestran hacia el cambio climático, el mercado está mandando una señal que puede tener un efecto mucho más rápido y más profundo que muchas medidas legislativas.


Consumo Responsable Cambio Climático


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